Thursday, December 04, 2008

“Ottonada” por Luis Diego Herrera

Tomado de La Nación, 2 de Diciembre 2008:

Ottón Solís manipulala realidad y juega con la opinión pública

Ottonada es un neologismo –lo acabo de inventar– y se refiere a la curiosa característica de Otton Solís para que no se le pegue nada. Solís puede decir cualquier cosa, no importa cuán arbitraria, insultante y oportunista, sin que nada ocurra. O, al menos, sin que así lo parezca.

Es una especie de lubricante retórico que permite que los disparates no se queden atorados en la opinión pública y en la crítica política y periodística. Toda una virtud, desde cierto punto de vista, este teflón ideológico que le permite decir un día que los pasados comicios carecen de legitimidad, otro día, que los partidarios del TLC son financiados por el narcotráfico y, en su última salida a la prensa, en esta sección de La Nación , poner de ejemplo a Barak Obama como un triunfador espléndido –que sin duda lo es– sugiriendo, sin decirlo abiertamente –porque es parte de su escurridiza labia–, que el presidente Arias fue mezquino en la victoria. No ha superado el trauma.

La comparación relevante, entre la reciente elección de Estados Unidos y la pasada en Costa Rica, fue entre la mezquindad de Otton Solís ante la derrota en la elección y, posteriormente, en el referendo, y la bonhomía de John MaCain al aceptar la suya.

Esta última ottonada espero que no pase inadvertida y que se mantenga en las mentes de los ciudadanos costarricenses en la próxima elección. En su artículo del 29 de noviembre en La Nación , Solís hace referencia a la abrumadora mayoría con que ganó Obama a McCain (7% del voto popular); sin embargo, el 3,2% con que el pueblo costarricense le dio el sí al TLC le pareció insignificante.

Arrogancia. En su arrogante opinión, ese porcentaje no le daba legitimidad al SÍ, al punto que no reconoció los resultados inicialmente. Solís, junto con algún otro “analista” político, tiene el don de saber cuándo se gana por obtener una mayoría de votos y cuándo se pierde por obtener una mayoría de votos: una extraordinaria capacidad, pues, para el resto de los mortales, cuando se tiene una base estadística de millones de votos, el 7% está dentro de la misma magnitud que el 3,2%.

Obama ganó abrumadoramente, pero esa comparación es irrelevante en el sistema de votación directa de Costa Rica. Pero es así el curioso poder de prestidigitación política de Solís para ver las cosas a su favor y halar agua para su molino, como se puede apreciar en esta tendenciosa comparación.

Los costarricenses con sentido común, que somos la mayoría, podemos percatarnos con este ejemplo del ramplón mimetismo político y manipulación de los hechos a que recurre Solís. No toleremos más ottonadas a Solís ni a ningún otro político que juegue con la opinión pública para satisfacer sus ambiciones de poder.

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