Thursday, December 04, 2008

Don Ottón no escarmienta

Tomado de La Nación del 4 de Diciembre del 2008

Con qué soltura y ligereza se habla en el PAC de tender puentes

A pesar de la seria crisis económica que azota a los estadounidenses, en el reciente proceso electoral estos ofrecieron al mundo entero una cátedra de civismo, respeto y comportamiento democrático responsable. Dicha lección de patriotismo debería servir de enseñanza y ser aprovechada por todos, en especial por los que se dedican a la política.

El que lamentablemente no parece escarmentar ni asimilar todo lo positivo de esta situación es don Ottón Solís. En su artículo del 29 de noviembre, “TLC en un nuevo Washington”, se resume el viejo proverbio de que el ojo no puede ni siquiera ver sus propias pestañas. Don Ottón, con cierta dosis de sarcasmo, resalta el hecho de que el presidente electo Barak Obama, lejos de descalificar al senador McCain por haber perdido las elecciones, lo ha buscado para tender puentes.

Actitud democrática. Por supuesto que este es un gesto digno de destacar –aunque no debe extrañar a nadie, solo a don Ottón–, ya que ese debe ser el comportamiento en una democracia, máxime cuando se trata de estadistas y no de simples políticos oportunistas.

Lo que don Ottón debe comprender es que toda acción positiva provoca y conlleva generalmente una reacción similar. El discurso de McCain aceptando haber perdido la elección fue una pieza de oratoria que hasta al mismo Pericles, padre de la democracia, le hubiera puesto los pelos de punta. Esa es la actitud democrática de un verdadero estadista, que acepta la voluntad popular, que no lanza de forma mezquina arengas ni proclamas de fraude, y, más bien, con un gesto sincero de humildad se pone a disposición de su nuevo presidente electo.

Esa, don Ottón, es la manera de tender puentes. Esa actitud fue la que condujo de forma inmediata a Barak Obama a invitar a John McCain a una reunión a la que, dicho sea de paso, este último aceptó asistir sin ningún tipo de condicionamientos ni exigencias impertinentes.

Interés por la patria. Solo dos estadistas pudieron dejar la campaña electoral, a un mes de las elecciones, para sentarse en el Senado y votar afirmativamente un paquete de $700.000 millones para impulsar la economía. Barak Obama bien pudo haberse negado a votar dicha ley responsabilizando a los republicanos de tan caótica situación y así sacar ventaja para sus aspiraciones. No obstante, prevaleció el interés incondicional por la patria.

En contraste, los señores del PAC –que de puentes poco conocen– se la pasaron dos años y medio sin presentarse a formar quórum en la Asamblea Legislativa para que no pasara la ley del TLC y, por consiguiente, poniéndole un freno al progreso del país. A los políticos del PAC esta actitud los hincha de orgullo, pero estadistas como Obama y McCain calificarían este proceder como antipatriótico y totalmente irracional.

Con qué soltura y ligereza se habla en el PAC de tender puentes, de generosidad y de humildad, pero con la intransigencia y tozudez que los caracteriza. Cuánta dificultad tienen para aplicar esas cualidades en la práctica. Un político, en el tanto tenga ínfulas mesiánicas, no escarmienta y jamás podrá entender que, en presencia de dos extremos opuestos, se ha de buscar la verdad en el medio.

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