Monday, July 06, 2009

Nueva Ley de Tránsito

Cuántos puntos perdería este oficial de tránsito por saltarse un semáforo en rojo (y una señal de alto) en Santa Barbara de Heredia el viernes 29 de Mayo del 2009 al medio día ?....

Sunday, March 29, 2009

New Car?



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Saturday, March 21, 2009

Kasia Today



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Wednesday, March 11, 2009

Sleep Running Dog

Thursday, December 04, 2008

Don Ottón no escarmienta

Tomado de La Nación del 4 de Diciembre del 2008

Con qué soltura y ligereza se habla en el PAC de tender puentes

A pesar de la seria crisis económica que azota a los estadounidenses, en el reciente proceso electoral estos ofrecieron al mundo entero una cátedra de civismo, respeto y comportamiento democrático responsable. Dicha lección de patriotismo debería servir de enseñanza y ser aprovechada por todos, en especial por los que se dedican a la política.

El que lamentablemente no parece escarmentar ni asimilar todo lo positivo de esta situación es don Ottón Solís. En su artículo del 29 de noviembre, “TLC en un nuevo Washington”, se resume el viejo proverbio de que el ojo no puede ni siquiera ver sus propias pestañas. Don Ottón, con cierta dosis de sarcasmo, resalta el hecho de que el presidente electo Barak Obama, lejos de descalificar al senador McCain por haber perdido las elecciones, lo ha buscado para tender puentes.

Actitud democrática. Por supuesto que este es un gesto digno de destacar –aunque no debe extrañar a nadie, solo a don Ottón–, ya que ese debe ser el comportamiento en una democracia, máxime cuando se trata de estadistas y no de simples políticos oportunistas.

Lo que don Ottón debe comprender es que toda acción positiva provoca y conlleva generalmente una reacción similar. El discurso de McCain aceptando haber perdido la elección fue una pieza de oratoria que hasta al mismo Pericles, padre de la democracia, le hubiera puesto los pelos de punta. Esa es la actitud democrática de un verdadero estadista, que acepta la voluntad popular, que no lanza de forma mezquina arengas ni proclamas de fraude, y, más bien, con un gesto sincero de humildad se pone a disposición de su nuevo presidente electo.

Esa, don Ottón, es la manera de tender puentes. Esa actitud fue la que condujo de forma inmediata a Barak Obama a invitar a John McCain a una reunión a la que, dicho sea de paso, este último aceptó asistir sin ningún tipo de condicionamientos ni exigencias impertinentes.

Interés por la patria. Solo dos estadistas pudieron dejar la campaña electoral, a un mes de las elecciones, para sentarse en el Senado y votar afirmativamente un paquete de $700.000 millones para impulsar la economía. Barak Obama bien pudo haberse negado a votar dicha ley responsabilizando a los republicanos de tan caótica situación y así sacar ventaja para sus aspiraciones. No obstante, prevaleció el interés incondicional por la patria.

En contraste, los señores del PAC –que de puentes poco conocen– se la pasaron dos años y medio sin presentarse a formar quórum en la Asamblea Legislativa para que no pasara la ley del TLC y, por consiguiente, poniéndole un freno al progreso del país. A los políticos del PAC esta actitud los hincha de orgullo, pero estadistas como Obama y McCain calificarían este proceder como antipatriótico y totalmente irracional.

Con qué soltura y ligereza se habla en el PAC de tender puentes, de generosidad y de humildad, pero con la intransigencia y tozudez que los caracteriza. Cuánta dificultad tienen para aplicar esas cualidades en la práctica. Un político, en el tanto tenga ínfulas mesiánicas, no escarmienta y jamás podrá entender que, en presencia de dos extremos opuestos, se ha de buscar la verdad en el medio.

“Ottonada” por Luis Diego Herrera

Tomado de La Nación, 2 de Diciembre 2008:

Ottón Solís manipulala realidad y juega con la opinión pública

Ottonada es un neologismo –lo acabo de inventar– y se refiere a la curiosa característica de Otton Solís para que no se le pegue nada. Solís puede decir cualquier cosa, no importa cuán arbitraria, insultante y oportunista, sin que nada ocurra. O, al menos, sin que así lo parezca.

Es una especie de lubricante retórico que permite que los disparates no se queden atorados en la opinión pública y en la crítica política y periodística. Toda una virtud, desde cierto punto de vista, este teflón ideológico que le permite decir un día que los pasados comicios carecen de legitimidad, otro día, que los partidarios del TLC son financiados por el narcotráfico y, en su última salida a la prensa, en esta sección de La Nación , poner de ejemplo a Barak Obama como un triunfador espléndido –que sin duda lo es– sugiriendo, sin decirlo abiertamente –porque es parte de su escurridiza labia–, que el presidente Arias fue mezquino en la victoria. No ha superado el trauma.

La comparación relevante, entre la reciente elección de Estados Unidos y la pasada en Costa Rica, fue entre la mezquindad de Otton Solís ante la derrota en la elección y, posteriormente, en el referendo, y la bonhomía de John MaCain al aceptar la suya.

Esta última ottonada espero que no pase inadvertida y que se mantenga en las mentes de los ciudadanos costarricenses en la próxima elección. En su artículo del 29 de noviembre en La Nación , Solís hace referencia a la abrumadora mayoría con que ganó Obama a McCain (7% del voto popular); sin embargo, el 3,2% con que el pueblo costarricense le dio el sí al TLC le pareció insignificante.

Arrogancia. En su arrogante opinión, ese porcentaje no le daba legitimidad al SÍ, al punto que no reconoció los resultados inicialmente. Solís, junto con algún otro “analista” político, tiene el don de saber cuándo se gana por obtener una mayoría de votos y cuándo se pierde por obtener una mayoría de votos: una extraordinaria capacidad, pues, para el resto de los mortales, cuando se tiene una base estadística de millones de votos, el 7% está dentro de la misma magnitud que el 3,2%.

Obama ganó abrumadoramente, pero esa comparación es irrelevante en el sistema de votación directa de Costa Rica. Pero es así el curioso poder de prestidigitación política de Solís para ver las cosas a su favor y halar agua para su molino, como se puede apreciar en esta tendenciosa comparación.

Los costarricenses con sentido común, que somos la mayoría, podemos percatarnos con este ejemplo del ramplón mimetismo político y manipulación de los hechos a que recurre Solís. No toleremos más ottonadas a Solís ni a ningún otro político que juegue con la opinión pública para satisfacer sus ambiciones de poder.